Capítulo IV - Incógnitas

Días Oscuros del Sol Naciente - Morgan Olufsen

Algunos dicen que Bassil Tornov era un genio,
el solo se consideraba "ligeramente más listo que la media".

Muchos lo odiarían por todo el daño que terminó provocando,
a pesar de que cualquiera que lo hubiese conocido
no podía más que admitir que Bassil "era un buen hombre".

Mucha gente pagó por sus pecados gracias a él.
Mucha gente inocente sufrió y murió gracias a él.

No hay moraleja en su historia, nadie lo aplaudió por
lo primero, y nunca fue castigado por lo segundo.

Cuando la muerte vino a buscarle lo encontró durmiendo
en su casa, se lo llevó sin hacer ruido,
con la conciencia tranquila, en paz.

Inteligente como era, murió desconocedor
de todo el sufrimiento que provocó.

Historia del Sol Naciente - Anónimo

 
 
 
 

Son las siete de la mañana y setecientos metros más arriba de ese edificio un relé salta y el cielo artificial que cubre todo el nivel 26 inicia el ciclo de 'Amanecer anaranjado con algunas nubes blancas versión tres'.

En aquel edificio negro de cincuenta y tres plantas, hay unas enormes letras de neón con las iniciales SSMT, System State Merchantile Tribunal.

Allí, en perfecta sincronía, otra máquina detecta el cambió lumínico, y los neones de esas iniciales empiezan a disminuir su brillo.

En esas iniciales de neón, justo debajo de la "M", hay un despacho.

Con cincuenta y tres plantas, y 68 despachos por planta, hay 3.604 despachos en la sede del Tribunal Mercantil, y el de Bassil Tornov es sin lugar a dudas el más desordenado y caótico de todos, con diferencia.

La puerta se abre y entra un hombre alto y delgado de 27 años, moreno, de mirada aguileña y de ojos azules. Viste el traje oficial negro, camisa blanca, corbata, sencillo y formal.

En su pecho hay una tarjeta de identificación con su nombre: Mateo Salamandra.

Mateo mira a su alrededor, preguntándose si las montañas de documentos en papel y viejos data-discos apiladas en ese lugar pueden causar lesiones serias a alguien en caso de desplomarse.

Estira el cuello, buscando a su jefe directo tras alguna de aquellas montañas de documentación, y lo encuentra.

En una pequeña mesa en un rincón, y con sus habituales herramientas de trabajo.

Una antigua terminal VT100 de procesado de texto, tres o cuatro pilas de documentos, un montón de data-discos esparcidos sobre la mesa, un cenicero repleto de colillas de Smoke-God, y una botella de ese "Whisky" que lleva 24 años tomando, y que un amigo de un amigo de un amigo le trae de contrabando del Mundo Exterior.

Es un hombre bajito de 58 años, relativamente delgado pero de espaldas anchas y tiene barriga, está casi calvo. Teniendo en cuenta lo barato que es un injerto de pelo, eso solo puede significar que ese detalle, a Bassil le da completamente igual.

Además, usa gafas. Ya nadie usa gafas en la Ciudadela, veinte años usando gafas porqué "no tenía tiempo" para una intervención que no le apartaría del trabajo más de veinticuatro horas.

Que esas gafas las necesita resulta obvio, con ellas, el tamaño de sus cansados ojos marrones se multiplica por por tres. Parece un un enorme búho despeinado.

Bassil también lleva el traje oficial, pero solo los pantalones y la camisa, que lleva arrugada. Se le rompió hace tiempo la pieza metálica que sostiene la tarjeta de identificación  en la solapa de la chaqueta. Pero como tenia que ir a otro nivel a por una de nueva, hace ya  tres meses que la llevaba colgando del cuello. Él simplemente le hizo un agujero, y la colgó en la cadena que llevaba en el cuello. El poco pelo castaño que le queda, Bassil lo lleva despeinado, y permite que crezca de forma caótica.

Si uno no sabe quién es Bassil Tornov, dan ganas de preguntarle si necesita unas monedas para llegar al comedor social del Estado más próximo.

  • Hola Bassil.

El sigue absorto durante unos diez o unos quince segundos en el documento que está mirando, y Mateo Salamandra simplemente espera a que termine.

  • Salamandra... siéntate. - señala una silla en un rincón de la habitación- ¿Quieres una copa Salamandra? - y ahora señala esa botella en su mesa, una botella que tenía un papel desgastado pegado en el que alguien en el Mundo Exterior a escribió a mano: "Buisqui".

  • No gracias...

  • Como quieras, con esto hay que insistir -dice mientras se sirve otra copa para  si mismo- es un gusto adquirido. ¿Sabes Salamandra?

  • No sé cómo eres capaz de aclararte con todo esto Bassil - Dice Mateo mirando todo el caos de papeles y data-discos a su alrededor.

  • ¿Esto? Bueno... está ordenado. A mi manera sí, pero ordenado Salamandra.

  • Sabes que es obligatorio digitalizar la documentación ¿verdad? En el servidor central quiero decir, no en esos viejos data-discos... ¿Dónde los compras? -Coge uno de encima de la mesa, y lo examina con curiosidad- ¿Aún fabrican estas cosas?

  • Tu eres joven Salamandra, ¿no sabes lo que ocurrió en el 47?

  • Solo me lo has contado como un millón de veces...

  • Los de Cult hackearon nuestros ordenadores Salamandra...

Y Tornov tiene -entre muchas otras- esa manía. Si te lo ha contado un millón de veces, eso no es motivo para que no te lo recuerde una vez más. También tiene la manía de terminar todas las frases con el apellido de su interlocutor, y la de señalar constantemente con un dedo mientras dice algo que él considera importante, y la de repetir algunas afirmaciones dos veces, como para darle énfasis.

  • ... los hackearon, si. Nuestra documentación, en manos de delincuentes. Eso no pasará de nuevo gracias a mi. No pasará, Salamandra.
  • Bassil... eso sucedió hace casi treinta años.

  • Hombre precavido vale por dos Salamandra. ¿Has visto la documentación del caso de hoy?

  • Si... parece algo solo digno de una pequeña indemnización. Como mucho una pequeña estafa... Pero si me lo preguntas antes de ir a la reunión, supongo que será porque te has olido algo raro. ¿Verdad?

Mateo entró en el tribunal Mercantil hace seis años, y recuerda perfectamente el día en que le presentaron a su jefe, aquel día volvió a casa con la sensación de haber conocido al tipo más extraño del mundo, incluso bromeó sobre él y sobre su aspecto con la que entonces era la futura esposa de Mateo, se rieron de él.

Pero a día de hoy, y a pesar de todas sus extravagancias, Bassil Tornov es un hombre que el admira.

La finalidad del Tribunal Mercantil del Sistema Estado siempre fue -principalmente- controlar y vigilar lo que hacían las Corporaciones. Había que evitar que volviesen a resolver sus disputas mediante las armas, y -sobretodo- había que evitar que su poder volviera a escalar hasta el de antaño, había que evitar a toda cosa que nunca volvieran a acumular suficiente poder como para aplastar el del Estado.

Vigilar y controlar era algo que a Bassil Tornov se le da muy muy bien, el posee un sexto sentido para cualquier pequeño detalle que no este en su lugar.

Bassil no tiene un cargo especialmente alto en el Tribunal, es otro inspector superior más, y sin embargo, el ejercito de abogados de la Corporación lo conoce muy bien. Porque a diferencia de otros, cuando Bassil ve algo 'que no cuadra', Bassil hace preguntas sobre ese algo. Y muchas veces esas preguntas se convierten en informes, y muchas veces, esos informes se convierten -año tras año- en sanciones económicas millonarias para la Corporación.

Cuando los abogados del caso de hoy vean su nombre en la documentación, no estarán contentos.

  • Eso parece si... pero hay detalles Salamandra, detalles.... Cuéntame lo que sabemos.

  • Veamos...

Salamandra saca su ordenador portátil y empieza a leer parrafadas de documentación legal, y mientras lo hace, traduce y simplifica y añade preguntas a cada hecho, tal y como Tornov le enseñó.

  • Sabemos la raíz del problema, -simplificación- una factoría de Erald en el Mundo Exterior, contrataron los servicios de investigación de una subsidiaria de la General Bioquímica, los... laboratorios 29A. -hechos- Hasta aquí nada raro. -análisis-

Mateo espero hasta que Tornov asiente, antes de seguir.

  • ...los dirige Dominike Vladimirovskaya; de la familia Vladimirovskaya de la General Bioquímica supongo... -se da cuenta de que "supongo" no es un hecho- ¿La mujer? -Pregunta Mateo.

  • Es una hija, la quinta.

  • La hija vale... parece que no hicieron bien su trabajo, según los informes de los laboratorios 29A si excavaban a suficiente profundidad acabarían encontrando más material, pero han excavado tres años y no han encontrado nada. Han perdido dinero, por culpa de 29A y de Vladimirovkaya-hija. ¿De cuanto hablamos? -Pregunta Mateo mientras avanza algunas páginas buscando una cifra.

Pero Bassil le ahorra el trabajo, porqué el conoce ya la cifra.

  • De unos 25 millones de créditos invertidos, que serán veinte millones en pérdidas, aún que seguro que han hinchado las perdidas.

  • No es mucho aún así, lo lógico es que busquen una indemnización de la 29A, recuperar parte de lo perdido y ... -mira las páginas siguientes- es lo que han puesto en la documentación en realidad.

Bassil le enseñó a pensar así, primero simplificamos, nos quedamos con los hechos, luego hacemos suposiciones sobre la intencionalidad, antes de escucharla de los implicados, y finalmente comparamos la intencionalidad que dicen tener, con las suposiciones iniciales sin contaminar; las suposiciones iniciales también están contaminadas por uno mismo claro, pero al menos, no por los implicados. Hay que hacerse las preguntas ANTES de escuchas las respuestas. Pero aún así, a Mateo le falta un detalle que Bassil ya conoce:

  • No recuperaran ni un céntimo, los laboratorios 29-A están en bancarrota total.

  • No pueden pedir penas penas para la hija por esto, es un contrato industrial corporativo, ella no esta obligada a responder con su patrimonio, y mucho menos con penas de cárcel. -dice Mateo

  • No, no pueden pedir eso, Salamandra. - Y Bassil sonríe.

Mateo se estruja el cerebro, analizando lo poco que sabe.

  • Quieren otra cosa. ¿información?

  • Al menos eso, si.

  • No parece nada tan grave... contrataron algo, no se les dio lo que querían, 29A no hizo bien su trabajo, pero son solo 25 millones de créditos... y no recuperarán el dinero, quizás creen que hay algo mas...¿intencionalidad?

  • Y tienen parte de razón en pensarlo.

  • No veo nada tan raro en los informes. ¿Qué has visto Bassil?

Bassil enciende otro cigarrillo, y tomo otro sorbo antes de seguir.

  • Por un lado, tenemos a esa Dominike Vladimirovskaya... primero pensé que simplemente ella la cagó, las corporaciones con estructura familiar están plagadas de herederos que no están a la altura, quizás ella solo debía hacer un trabajo, y fracasó en ese trabajo.

  • Pero....

  • Pero he buscado sobre ella.

  • ¿Y...?

  • Estudió bioquímica principalmente, matrículas de honor, también estudió computación, filología, filosofía, historia, ciencias políticas y Matemáticas. Con el pequeño detalle de que además habla nueve idiomas, la mayoría en desuso, con bastante fluidez.

  • Bueno... es una Vladimirovkaya, los títulos son fáciles de conseguir cuando tu familia...
  • Formación pública del estado, al menos en todo lo que uno puede estudiar ahí, no, no compró su currículum.
  • Ya bueno, pero tiene 26 años, y no ha tenido en la vida nada más apremiante que...
  • Terminó de estudiar todo eso a los 19.
  • Me rindo, vale, es un cerebrito la chica.

  • También fuera de la educación del estado ella estudió historia "antigua".

  • ¿Antigua?

  • De antes del Viejo Conflicto.

  • ¿Eso se estudia?

  • No oficialmente, pero ella lo estudió.

  • Muy lista, pero igual no era buena para dirigir los laboratorios, hay gente lista que no es buena para liderar.

  • Pero ella ya había liderado. Hace cinco años entró como...

Mateo lo interrumpe al fijarse en una fotografía en uno de los documentos que Tornov tiene esparcidos por toda la mesa.

  • Espera.. ¿Es esta? Joder... está como un tren.

  • Céntrate, Salamandra... Como te decía, hace cinco años entró en uno de los laboratorios de la General, en la sub-sección 19.

  • No lo he visto en los informes.

  • Porque no entró con ningún cargo importante. Fue contratada como una científica más. Parece ser que el señor Vladimirovskaya es un hombre pragmático, no se fía de alguien solo porque lleve su apellido, para él la valía es algo que se demuestra.

  • Vale, y lo demostró ¿no?

  • Prácticamente todos los avances tecnológicos relevantes en esos dos años son directa o indirectamente, por ella. Su firma está en decenas de productos de la General Bioquímica, no en los más rentables quizás, pero si en los avances mas relevantes "tecnológicamente hablando".

  • Vale, que esa mujer es la ostia está claro.

  • Es muy inteligente, está educada, y tiene el soporte económico de la familia Vladimirovskaya. Es prácticamente imposible que con alguien así al mando, pudiesen equivocarse tanto al analizar las expectativas de esa excavación, Salamandra. Imposible.

La siguiente suposición lógica, la aporta Mateo.

  • Lo hizo a posta, mintió para que Erald perdiese dinero.

  • O bien...
  • O para que la factoría siguiese operativa a pesar no ser rentable.
  • Apostaría por la primera, ya que todas las jugadas que a hecho en los laboratorios en los últimos dos años apuntan a la bancarrota. Como si esa mujer fuese una inútil que no deja de cagarla, y sabemos que no ha dejado de cagarla, pero que una inútil no es. Así que la pregunta es...

  • ¿Por qué arruinar tus propios laboratorios?

  • Exacto....

Y nuevamente, Mateo aporta otra suposición lógica.

  • Para que cuando Erald pida las indemnizaciones, no tener con que pagarlas.

  • Prefirió arruinar unos laboratorios de su familia a dar un solo centavo a Erald.

  • ¿Con que finalidad? ¿Personal?

  • Eso es lo que Erald se está preguntando también. No esperan recuperar su dinero, ellos ya saben todo esto. Se preguntan el porqué, igual que nosotros. No están aquí para recuperar su dinero, están aquí porque quieren respuestas.  Respuestas que consideran lo suficientemente importantes como para molestarse por solo 20 o 30 millones de créditos.

  • Todo esto está muy bien Bassil, pero no nos incumbe... ¿no? Quiero decir que si es algo personal o no, no cambia nada, nosotros solo debemos dictaminar si tienen que pagar indemnizaciones o no, 29A no puede pagar un dinero que no tiene, y tampoco pueden acusarla a ella personalmente, solo a los laboratorios.

  • Quieren que venga aquí, porque quieren que esté obligada a responder sus preguntas, lo mas probable es que no haya dado explicaciones o que estas sean muy mínimas. Podría ser personal, o incluso político.

  • ¿Político?
  • Creo que ella a estado en la cárcel.

  • ¿Crees?

  • Hay un hueco en su actividad, ni estudios ni trabajo, un año 'desaparecida'.

  • Eso no quiere decir que haya estado en la cárcel.

  • También hay cero cargos por impuestos, no ganó, ni gastó un solo crédito en un año.

  • Si es así, y no tenemos constancia, seguramente es tema de la policía militar. No nos incumbe... aún que si que despierta mi curiosidad.

  • Y la mía Salamandra.

  • Tengo algún que otro conocido en la PM, podría hacer alguna llamada.

  • No es necesario por ahora, la Corporación ya habrá comprado esa información, y viendo sus preguntas puede que podamos deducir nuestras respuestas.

  • O quizás solo aparezcan más preguntas... sus abogados estarán a punto de llegar.

  • Oh, si, no habrá abogados... se defenderá ella misma.

  • ¿Como ella misma? ¿Eso se puede hacer?

Bassil responde al mismo tiempo que se levantaba para recoger documentos y ponerse la chaqueta.

  • En teoría si, hace muchos años que no veía a nadie hacerlo, pero se puede. Lo cual resulta inquietante.
  • ¿Inquietante?
  • Renunciar al ejercito legal de abogados de la General Bioquímica, solo puede tener dos motivaciones, o estupidez o...
  • ...o que se cree mas lista y capaz, que todos ellos juntos.
  • Muy atrevido por su parte, pronto veremos si realmente lo es... aún que tengo la corazonada de que la señorita Vladimirovskaya no nos defraudará.

Bassil apaga el cigarrillo y apuró su vaso. De camino al ascensor Mateo habla de nuevo.

  • No creo que diga nada, se cerrará en banda.

  • No lo creo, será la Corporación y sus preguntas lo quizás nos de algo de información.

Entran en el ascensor, y Mateo repara otra vez en la maltrecha tarjeta de identificación de su superior.

  • Bassil, vamos a la planta 32, sabes que ahí podrían darte otra tarjeta...

  • Ahora no tengo tiempo para eso, no tengo tiempo, Salamandra

Mateo Salamandra niega con la cabeza con una sonrisa en el rostro; en ese momento alguien le habla por el intercomunicador que tenía implantado en el oído.

Escucha un par de segundos, cuelga, y dice:

  • Ha llegado, están aquí.